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20 de junio de 2007
Un libro denuncia que internet está matando la cultura
por JOAQUÍN RÁBAGO / Agencia EFE. 13.06.2007
La llamada revolución de la Red, saludada generalmente por su potencial para una comunicación democrática, está degenerando en una cacofonía donde todo importa, y por tanto nada importa, y la opinión del aficionado vale la del profesional.
Esa es la tesis central del libro fuertemente polémico de Andrew Keen, publicado bajo el título de "El Culto del Aficionado: cómo Internet está matando nuestra cultura y asaltando nuestra economía" (ed. Nicholas Brealey), que quiere ser una llamada de atención sobre los peligros de la Red.
Dispuesto a provocar, Keen recuerda la teoría del famoso biólogo de la evolución británico T.H. Huxley, según la cual si se provee a un número infinito de monos de una máquina de escribir, algún mono en algún lugar del mundo podrá crear un día una obra maestra, digna de Shakespeare o de Platón.
Keen denuncia en especial la obsesión febril de creación de blogs en los que, según dice, con "simiesca desvergüenza" muchos se dedican a exponer sus vidas privadas, sus vidas sexuales, sus vidas oníricas y sus "segundas vidas".
Según el autor, en el momento de escribir su libro había ya 53 millones de blogs en internet, cifra que se duplicada cada seis meses, por lo que, de seguir al actual ritmo, para el 2010 habrá más de 500 millones de blogs hablando de todo y confundiéndolo todo.
CRÍTICAS A LA WIKIPEDIA Y A YOUTUBE
Puesto a criticarlo todo, el autor no se detiene ante la Wikipedia, enciclopedia virtual que, con las limitaciones que puedan atribuírsele, la mayoría de sus usuarios consideran de extrema utilidad, pero en la que Keen echa de menos un mayor control de calidad y sobre todo de la exactitud de los datos que se incluyen.
Pero sus venablos más agudos los reserva para YouTube, el portal de vídeos de aficionados que atrae diariamente más de 65.000 nuevos vídeos y que la empresa Google compró el año pasado por más de mil millones y medio de dólares.
Para el autor del libro, YouTube está sirviendo a muchos de sus usuarios de plataforma para el exhibicionismo narcisista o el complementario voyeurismo.
Incluso las comunidades virtuales como MySpace, Facebook y Bebo son muchas veces, según Keen, simples escaparates para la autopublicidad de personas que podrían concursar en "Gran Hermano".
UN PROBLEMA PARA LOS MEDIOS TRADICIONALES
Para el autor, un efecto perverso de la proliferación de blogs de acceso libre y de la publicidad gratuita es una caída de la circulación y de los beneficios que permiten la supervivencia de los medios de comunicación tradicionales.
La transformación automática en periodista de cualquier individuo con acceso a un ordenador personal -un 34% de los doce millones de "bloggers" de EEUU consideran que la suya es una forma de periodismo- crea una maraña en la que es ya imposible distinguir la información de la manipulación o el rumor sin fundamento.
Keen cita al conocido filósofo alemán Jürgen Habermas, según el cual el precio que pagamos por el igualitarismo que ofrece internet es el acceso descentralizado a informaciones no filtradas editorialmente.
El autor se refiere a fenómenos nuevos de la Red como los falsos blogs creados con el objetivo de engañar a las empresas publicitarias que pagan una cantidad cada vez que se visita a sus anunciantes haciendo clic en los enlaces o los "bloggers" a sueldo de grupos empresariales o de empresas de relaciones públicas.
USO RESPONSABLE
Keen no es en cualquier caso un enemigo de la Red, sino que propugna su uso responsable y sobre todo que se dé un papel a los profesionales.
Así cita el nuevo proyecto de Citizendium, creado por el cofundador de Wikipedia Larry Sanger, que, en su opinión, utiliza el potencial participativo de esa última, pero lo atempera con el trabajo de edición y filtraje de expertos en las distintas materias.
También elogia nuevos servicios como Joost, iniciativa digital que promete proveer a los creadores profesionales de vídeos una plataforma igualmente profesional de distribución y venta de sus productos en internet.
A diferencia de YouTube, las plataformas como Joost o Brightcove permiten, según el autor, mantener la "muy importante división entre creadores y consumidores de contenidos", lo que no puede sino redundar en beneficio de la calidad y reducir el caos existente.
por JOAQUÍN RÁBAGO / Agencia EFE. 13.06.2007
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