Fotografía Reuters
Una de las anécdotas más divertidas - por la forma de narrar la peripecia- que se cuentan en Madrid le ocurrió hace un par de años a una escritora que vive en esta ciudad.
Ayer 21 de junio fue el Día de las Damas en el hipódromo de Ascot en Inglaterra. La famosa carrera concita a elegantes y sofisticadas señoras tocadas por sombreros extravagantes.
La escritora había sido enviada por un periódico español para cubrir el evento. Tomó el avión y llegó a uno de los aeropuertos de Londres. Es normal que los periodistas, escritores lleven prisa y confíen más en su instinto que en una buena preparación del viaje.
Tras sufrir el stress de salida, avión, llegada y con un pie en la puerta de la Terminal, nuestra amiga salió al galope y abrió la puerta del primer taxi que encontró en la parada. Metió su ordenador personal, su maleta de mano y le dijo al taxista: " A Ascot".
Enfrascada como estaba en preparar su reportaje no reparo, o quizás no dio importancia a que Ascot y su famoso hipódromo esta a casi 1 hora de Londres
La sorpresa y la tensión iba en aumento según pasaban los minutos. El contador del taxi no para de contar libras esterlinas por cientos y la apresurada autora no podía dar marcha atrás, tenia que cumplir un encargo para el periódico y además tenía que llegar a la famosa carrera a tiempo.
Cuando al fin llegó a su destino la suma de la factura del taxi era tan elevada que de un plumado se había fundido no solo las dietas de estancia y viaje, sino todo lo que le iban a pagar por el reportaje.
Entró muy desolada al hipódromo pero hizo uno de sus mejores escritos para el periódico. Se sabe que los autores no dan mucha importancia al dinero y que están donde el trabajo les llama o la oportunidad. En algunas ocasiones vas a ganar y vuelves perdiendo.
Lo que no cuenta la anécdota es que aquella tarde en los pasillos de acceso a una de las tribunas la escritora conoció al que hoy es su marido y están esperando un hijo para dentro de unos meses.
!A Ascot!
Ayer 21 de junio fue el Día de las Damas en el hipódromo de Ascot en Inglaterra. La famosa carrera concita a elegantes y sofisticadas señoras tocadas por sombreros extravagantes.
La escritora había sido enviada por un periódico español para cubrir el evento. Tomó el avión y llegó a uno de los aeropuertos de Londres. Es normal que los periodistas, escritores lleven prisa y confíen más en su instinto que en una buena preparación del viaje.
Tras sufrir el stress de salida, avión, llegada y con un pie en la puerta de la Terminal, nuestra amiga salió al galope y abrió la puerta del primer taxi que encontró en la parada. Metió su ordenador personal, su maleta de mano y le dijo al taxista: " A Ascot".
Enfrascada como estaba en preparar su reportaje no reparo, o quizás no dio importancia a que Ascot y su famoso hipódromo esta a casi 1 hora de Londres
La sorpresa y la tensión iba en aumento según pasaban los minutos. El contador del taxi no para de contar libras esterlinas por cientos y la apresurada autora no podía dar marcha atrás, tenia que cumplir un encargo para el periódico y además tenía que llegar a la famosa carrera a tiempo.
Cuando al fin llegó a su destino la suma de la factura del taxi era tan elevada que de un plumado se había fundido no solo las dietas de estancia y viaje, sino todo lo que le iban a pagar por el reportaje.
Entró muy desolada al hipódromo pero hizo uno de sus mejores escritos para el periódico. Se sabe que los autores no dan mucha importancia al dinero y que están donde el trabajo les llama o la oportunidad. En algunas ocasiones vas a ganar y vuelves perdiendo.
Lo que no cuenta la anécdota es que aquella tarde en los pasillos de acceso a una de las tribunas la escritora conoció al que hoy es su marido y están esperando un hijo para dentro de unos meses.
!A Ascot!
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